En continuidad con nuestro artículo sobre los efectos de las polillas en la industria alimentaria, hoy hablamos del ácaro de la harina, Acarus siro. Como su nombre indica, se alimenta principalmente de harina y sus derivados, aunque también podemos encontrar en su dieta los granos de cereales, el queso, el heno y la fruta seca. Algunos autores consideran que también pueden nutrirse de los hongos que vivan sobre los granos de cereal.
Aparecen cuando hay humedad, y su capacidad de daño depende del contenido de esta en el producto. Debe ser superior al 13% para que se puedan alimentar. Su ataque suele empezar por el suelo, desde restos de antiguos granos o zonas húmedas.
En la harina sus infestaciones son muy perjudiciales. Constituye una importante plaga alergénica desde el punto de vista de la salud pública, ya que pueden producir dermatitis en las personas que entran en contacto con los alimentos contaminados.
Los adultos de estos ácaros pueden tener un tamaño de entre 0,3 y 0,65 milímetros. Su cuerpo es brillante, y su color varía de blanco crema a marrón. Sus patas oscilan del color amarillo al marrón según el alimento que tomen. Esta especie tiende a localizarse en lugares donde la humedad alcanza el 80-85%, condiciones, en las que alcanza su máxima tasa de reproducción.
En el caso de los ácaros que atacan a los productos almacenados, es crucial tomar medidas preventivas. Estas consisten básicamente en eliminar los focos de infestación y en crear condiciones desfavorables para su reproducción, que se pueden conseguir gracias a la limpieza, el control de la humedad, un adecuado almacenamiento y el control de los stocks, entre otras acciones.
Si tienes a tu cargo alguna empresa del sector alimentario en la que consideras que el ácaro de la harina pudiera tener un efecto negativo y quieres combatirlo o prevenirlo, ponte en contacto con COPLAGA a través de nuestros teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla).
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