El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) es actualmente uno de los insectos más dañinos para las palmeras en todo el mundo, al punto de que pueden provocar su muerte. Originario de Asia, y más concretamente de Malasia, a día de hoy no tiene preferencia por un determinado género de palmera en particular.
Vive y se alimenta en el interior de las palmeras, condición que hace difícil detectar su presencia con una simple inspección visual. Tiene una gran capacidad reproductiva, ya que necesita solo de 3 a 4 meses para desarrollar todas las fases de su ciclo biológico.
La sintomatología que puede apreciarse en las palmeras afectadas se debe sobre todo a la actividad alimenticia de las larvas, y en menor medida a los adultos. Entre otros síntomas más evidentes pueden observarse la caída de las hojas externas, con señales de desgarramiento al nivel de su inserción con el tronco, y un desplomado general de la corona de las hojas.
A ello se sumarían elementos como un aspecto decaído de las hojas más tiernas del palmito central, que pasan del color amarillo al pardo rojizo, restos de capullos entre las hojas o la observación de galerías de 1 a 2 centímetros (realizadas por las larvas) en el corte de las hojas que queden en el suelo tras una poda.
Todos estos daños suelen hacerse patentes y visibles cuando ya es demasiado tarde. Los primeros síntomas de infestación son tan graves que suelen tener como resultado la muerte de la palmera.
El comportamiento del picudo rojo hace extremadamente compleja la lucha contra él. Ha demostrado una gran capacidad de adaptación a entornos diferentes, que en principio podrían parecer adversos para él. Por su biología y su carácter gregario, una sola palmera infestada puede ser el inicio de una gran infección.
En el interior de una misma palmera pueden desarrollarse hasta más de mil individuos, solapándose diferentes generaciones y coexistiendo todos los estadios de su ciclo. Su dispersión la realiza volando, con un alcance potencial entre los 3 y los 5 kilómetros.
Es una plaga oculta, que encuentra en la palmera alimento sobrado para desarrollarse, y protección ante posibles enemigos naturales o ante tratamientos fitosanitarios. Se da igualmente la particularidad de que algunos de sus daños podrían confundirse con los de las ratas, que pueden anidar en las copas de las propias palmeras.
Si gestionas las zonas verdes de un espacio público o de una empresa, o simplemente tienes sospechas de que el picudo rojo está haciendo de las suyas en tu jardín, ponte en contacto con COPLAGA a través de nuestros teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla).
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