En los próximos artículos hablaremos sobre los himenópteros, insectos entre los que se incluyen las abejas, las avispas y las hormigas como especies más conocidas. En cualquier caso, hay más de 150.000 especies, y se cree que muchas más por identificar, debido a su pequeño tamaño. Hoy nos centraremos en las avispas. Aunque el 95% son solitarias y no agresivas, el resto son picadoras.
Pueden vivir en sociedades compuestas por tres castas: reina, machos y obreras. Se les observa un comportamiento social, con unos pocos individuos dedicados exclusivamente a la reproducción, y el resto de hembras destinadas a conseguir alimento y defender la colonia. Los machos son producidos periódicamente y destinados sólo a la reproducción.
Son exclusivamente diurnas. Cuanta más alta es la temperatura, mayor es su actividad. Suele construir nidos o avisperos nuevos cada año. A diferencia de las abejas, no desarrollan sistemas de almacenamiento de alimento para el invierno, y sólo perduran una estación. Empiezan a disolverse en otoño, muriendo las obreras de frío, pero de unas pocas se desarrollan nuevos progenitores y forman unos enjambres fuera de la colonia para aparearse.
La avispa común o papelera (Polistes gallicus) se halla especialmente en zonas de matorrales y prados, a menudo rondando la carne o las frutas maduras. A priori es beneficiosa, ya que ayuda a controlar plagas de insectos, pero si nos encontramos con un nido hay una gran probabilidad de picaduras.
La avispa alemana (Vespula germanica) caza otros insectos menores en vuelo, los mastica y los transforma en bolitas de carne con las que alimenta a la reina y las larvas. También puede arrancar directamente pedacitos de carne o buscar los zumos de frutas maduras. En este caso sí que es una avispa agresiva.
El avispón (Vespa crabro) puede alcanzar hasta 30 milímetros de longitud. Sus obreras cazan insectos para alimentar a las crías. Las obreras necesitan a su vez alimentos con alto nivel energético para sustentar el vuelo. Por eso buscan néctar, savia vegetal o incluso un líquido azucarado que segregan sus propias larvas.
El aguijón de los avispones es liso, por lo que puede picar más de una vez, pero son pacíficos, y no pican a no ser que se les moleste directamente en la zona del nido. No obstante, algunas personas son alérgicas a su veneno y pueden tener reacciones graves a las picaduras, con producción de shocks anafilácticos.
Las avispas pueden considerarse insectos beneficiosos y no necesitan ser controladas. Sin embargo, son vistas como una amenaza para la salud, y en ocasiones causa de importantes molestias en regiones donde en determinadas épocas del año su número puede llegar a ser muy numeroso. Lo que preocupa a la mayoría de personas es su capacidad infligir picaduras dolorosas.
Habitualmente anidan en los aleros de las casas, buhardillas, áticos y en general zonas protegidas del sol. Para localizar los nidos se debe elegir un día despejado y buscar señales de actividad en esos lugares más probables. Como prevención, la entrada a los edificios durante su periodo de búsqueda de alimento puede impedirse con la colocación de rejillas de tres milímetros de malla.
En cuanto a las medidas de control directo, se pueden considerar dos posibilidades. En el momento de su búsqueda de alimento, con aerosoles de descarga espacial o superficial. O el control de los nidos, a través de tratamientos en polvo, con el rociado de una descarga superficial, con humos o con una pulverización directa.
Tras el tratamiento se deberá comprobar que no haya actividad en su el interior de los avisperos y se retirará y quemará cada nido. Es conveniente rociar con insecticida residual la zona donde estaba el avispero, para evitar la reinstalación de alguna superviviente.
Lo mejor es dejar estas labores de control de un avispero en manos expertas como las de COPLAGA. Para ello ponte en contacto con nosotros a través de los teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla).
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