Las hormigas tienen una amplia difusión por todo el mundo. Generalmente se alimentan de plantas, semillas, insectos e incluso carroña. Algunas especies pueden causar problemas por la transmisión pasiva de gérmenes patógenos, y otras por su acción directa. Su control plantea dificultades relacionadas con su vida social y el elevado número de especies, cada una con su propia biología y comportamiento, por lo que a lo largo de dos artículos haremos un repaso por las más representativas.
La hormiga argentina (Linepithema humile) constituye quizá la plaga más extendida y típica. Afecta sobre todo a zonas muy alteradas por el hombre en las proximidades del litoral. Construye su nido en jardines bajo piedras, tocones de madera, nidos de aves abandonados o panales de abejas vacíos, pero también en las paredes interiores de una vivienda o baños.
Se alimentan principalmente de dulces y restos de otros insectos. No se conoce que transmitan enfermedades pero contaminan alimentos y envases, además de crear molestias en las viviendas e incluso provocar cierta reacción en personas sensibles.
La Lasius niger es una especie que se encuentra tanto en la naturaleza como en jardines. Viven en el suelo, generalmente bajo las rocas o losas, y a menudo pueden penetrar debajo de una casa, si ésta ha sido edificada directamente sobre el suelo.
La Messor barbarus es granívora, y en ocasiones carroñera Típica en zonas despejadas, prados, bordes de cultivos o campos abandonados, ayuda a dispersar las plantas de las que recolectan.
Las infestaciones de la hormiga faraón (Monomorium pharaonis) pueden producirse en bloques residenciales, hoteles, hospitales, instalaciones de manipulación de alimentos, zoos y a bordo de barcos. En climas cálidos pueden producirse en el exterior. En las infestaciones de edificios no influyen las estaciones, aunque se ven favorecidas por la puesta en marcha de la calefacción. Generalmente se alimentan de sustancias dulces, pero también comen productos cárnicos, quesos, insectos muertos y carroña.
En conjunto, el control de las hormigas comienza con la identificación de la especie origen de la infestación, debido a que presentan una amplia variedad en sus preferencias alimenticias y hábitos de vida. La ubicación del nido nos indicará si las hormigas están dentro o fuera de la estructura de un edificio. Suelen circular a lo largo o por dentro de las esquinas o sobre los bordes.
Las medidas sanitarias de tipo preventivo son fundamentales para su control y para evitar reinfestaciones. Entre ellas se encuentran la eliminación de las fuentes de alimentación, de agua y de los insectos que las atraen, así como la reparación de grietas, uniones de baldosines y cualquier agujero. Para su control se suelen utilizar insecticidas residuales, polvos insecticidas o cebos.
La amplia variedad de especies y de hábitos alimentarios de cada una de ellas hace especialmente recomendable dejar el control de una plaga de hormigas en manos de especialistas como los de COPLAGA. Contacta con nosotros en los teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla).
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