viernes, 20 de noviembre de 2020

Dípteros: no solo los mosquitos causan molestias con sus picaduras


En el artículo de hoy analizaremos aquellas familias de insectos del orden de los dípteros con especies que suelen alimentarse de sangre y se pueden encontrar en ambientes urbanos, causando molestias por sus picaduras. Solemos hablar solo de los mosquitos, pero en esta ocasión también ampliaremos nuestro radio de atención a los flebotomos, las "moscas negras" y la "moscas del establo".

La familia Culicidae incluye a los mosquitos. La mayor parte de ellos son de hábitos nocturnos, siendo más frecuentes al crepúsculo y al amanecer. Las hembras son las que poseen una trompa muy alargada que les permite atravesar la piel y acceder directamente a nuestros vasos sanguíneos.

Son numerosas las enfermedades que pueden transmitir tanto entre animales como entre personas. Entre ellas se encuentran los recientes casos de fiebre del Nilo Occidental. Su control es complejo, y el hecho de que los adultos sean voladores dificulta las actuaciones a realizar, al encontrarse a lo largo de su ciclo en hábitats muy diferentes, y en muchas ocasiones muy alejados unos de otros.

Al ser relativamente grandes, las personas pueden descubrirlos con facilidad, bien sea al picar o porque en el silencio de la noche se identifica fácilmente el zumbido que producen las hembras al volar. Los adultos son la base de los problemas, pero no debemos de olvidar que para resolverlo habrá que actuar también contra larvas, que se desenvuelven en el medio acuático. La lucha contra ellas es el método más recomendado y eficaz para un control integral.


Flebotomos: una biología poco conocida

A la familia Psychodidae pertenecen los dípteros que en algunas regiones se conocen como “beatillas". Más recientemente se ha castellanizado el nombre, y se les denomina técnicamente flebotomos y flebotominos. En zonas cálidas, como el sur de nuestro país, los adultos presentan actividad casi todo el año, pero lo habitual es que esta se dé entre mayo y octubre o noviembre.

Debido a su pequeño tamaño son difíciles de detectar, por lo que todavía se desconocen muchas facetas de su biología. Sus picaduras se notan como un pequeño pinchazo, pero apenas irritan. De todas maneras, son muchas las enfermedades que pueden transmitir, algunas presentes en España, como la leishmaniosis, que afecta fundamentalmente a los perros.

Al desconocerse casi todo de sus hábitats en su fase de larva, los métodos habituales de control están orientados a los los adultos, y la prevención al uso de repelentes en animales y personas.


"Moscas negras": una picadura muy dolorosa

A los simúlidos se les conoce como “moscas negras” porque tienen patas muy cortas y un cuerpo rechoncho que recuerdan más a una mosca. De hecho, los adultos son muy fáciles de identificar por el tamaño, el color oscuro y la escasa longitud de sus patas. Sus larvas están adaptadas a vivir en aguas corrientes, muy oxigenadas.

Las moscas negras producen unas picaduras muy dolorosas. Al tener un aparato bucal corto y poco penetrante, tienen que realizar una herida lo bastante amplia para que se forme el charquito de sangre del que se alimentan. Cuando cortan la piel rompen las terminaciones nerviosas, lo que produce el dolor.

Pueden transmitir gran variedad de patógenos, pero en España están implicados sobre todo en la transmisión de parásitos de aves, especies equinas y ovejas. La gran movilidad de los adultos hace que el tratamiento se centre casi siempre en combatir a las larvas.

Su control de cara a realizar el tratamiento en el momento más adecuado requiere un amplio conocimiento de las características del curso de agua en que se desenvuelven y de las zonas donde crían, así como un seguimiento de su evolución.


"Moscas del establo": entre la materia en descomposición

Dentro los múscidos sólo hay una especie que origina problemas por sus picaduras a personas, la denominada “mosca del establo”. La duración de su ciclo evolutivo depende de la temperatura ambiente. Al desarrollarse sobre materia orgánica en descomposición, suele ser más uniforme. Los adultos de ambos sexos chupan sangre, siendo más abundantes al final del verano.

En el hombre origina unas picaduras muy dolorosas, incluso heridas debido al tamaño de su aparato picador. Puede ser vector de algunos parásitos de animales domésticos y de establo. Los adultos no son fáciles de identificar cuando están posados o en vuelo, al ser muy similares a la mosca doméstica.

Son buenos voladores, y se pueden desplazar a grandes distancias de los lugares de cría, pudiendo además penetrar en las casas para picar. Las larvas se localizan en estercoleros y zonas donde se acumula material vegetal en descomposición, sobre todo contaminado por orina, ya que se sienten atraídas por el amoniaco.

Si te encuentras ante una infestación masiva de cualquiera de estos cuatro tipos de insectos, y más allá de una picadura te preocupa la posible transmisión de enfermedades, ponte en contacto con COPLAGA a través de nuestros teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla). 

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