miércoles, 27 de enero de 2021

Roedores (II): métodos para su control


El control de los roedores comienza con una buena inspección. Esta arrancará en el exterior del edificio, buscando desperfectos en la construcción, lugares con residuos o material de desecho, zonas con higiene deficiente y otros factores que expliquen el problema.

La tendencia primordial que debe prevalecer no deberá estar enfocada exclusivamente al uso de métodos de control directo. Es más importante modificar todos aquellos factores del medio ambiente que favorecen el desarrollo de estos animales.

En un programa de control de plagas son fundamentales la revisión de las medidas de protección pasiva o de mantenimiento preventivo y de las condiciones de higiene y limpieza. La primera de los dos líneas se centra en el recinto en sí y en el control de las barreras de protección en las puertas, ventanas, desagües y mallas y a la ausencia de grietas y huecos. En el segundo caso habrá que atender la eliminación de basuras o el saneamiento del entorno.


Protección pasiva o mantenimiento preventivo

Se comprobará la presencia de vallas rotas, residuos derramados, zonas verdes mal conservadas, acumulaciones de chatarra y otros materiales amontonados en el suelo, cubos de basura abiertos o mal tapados, grietas en las aceras o alcantarillas abiertas.

Asimismo se revisará si hay charcas, estanques o lagos próximos, arbustos o vegetación colindante con el edificio, grietas o roturas en su exterior, ventanas abiertas o rotas, aberturas alrededor de conductos o tuberías o puertas mal protegidas contra roedores.

En cuanto a la reducción de vías de acceso y la mejora de las construcciones, cabe resaltar que las ratas y los ratones son animales muy escurridizos. Pueden penetrar casi por cualquier lugar, dado su comportamiento y morfología. Por ello se deben detectar todas aquellas aberturas que midan 1,25 centímetros o más para las ratas y 6 milímetros o más para los ratones.

Respecto a las ventanas, se debe prestar especial interés por las que estén en lugares muy bajos o a ras del suelo, para las que se podrían usar refuerzos con mallas mosquiteras. En todo tipo de construcción se deben utilizar materiales resistentes a la acción de los roedores, evitando los que sean fáciles de roer.

Si la construcción es antigua, cabe plantearse algunas modificaciones y reparaciones para que quede protegida. Los sistemas de alcantarillado son un refugio ideal para los roedores, especialmente para la rata gris, y un elemento difícil de controlar.


Alimentación y almacenamiento de productos

Por lo que se refiere a la reducción de posibilidades de alimentación y el almacenamiento de productos, cabe resaltar que una enorme cantidad de alimentos para consumo humano y de los animales debe ser protegida contra el peligro de roedores. Es conveniente la rotación de esos productos almacenados, también de cara a controlar la posible presencia de insectos.

Los almacenes y depósitos de productos alimenticios se deben construir a prueba de ratas. Igualmente, los productos o materiales se deben almacenar de manera que facilite la inspección y se impida la proliferación y generación de refugios para los roedores.


Condiciones de higiene y limpieza

En ocasiones se descuida la gestión de la basura y otros desechos, y se acumulan en lugares inapropiados mientras se espera su tratamiento final. La recogida de basura debe incluir cualquier fragmento de alimentos y otros restos que hayan caído al suelo, incluyendo cartones, papeles, cáscaras o semillas.

Una vez recogida, la basura debe ser depositada en recipientes o contenedores resistentes al agua, provistos de una tapa que debe quedar bien ajustada, inoxidables, con una estructura fuerte que resista la manipulación, fáciles de llenar, vaciar y limpiar, de un tamaño adecuado para que cuando estén llenos puedan ser manipulados con facilidad y que tengan un asa o agarradera.


Solo el seguimiento garantiza la eficiencia

Después de las medidas de control directo, todo plan de desratización requiere de un seguimiento continuado que garantice su eficiencia. El principal objetivo es detectar y evaluar todos aquellos factores que pudieran modificar el estado inicial del diagnóstico de situación y que requieran su revisión y control.

En el seguimiento se incluirían los cambios ambientales con incidencia en las poblaciones de roedores, nuevas actividades y procesos, la no conformidad respecto a los niveles de tolerancia establecidos, la posible deriva del rodenticida o los posibles fallos en el control químico por la resistencia de los roedores.

Si quieres tener absolutas garantías en las fases de inspección, control y seguimiento ante una posible plaga de roedores, contacta con COPLAGA a través de nuestros teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla). 

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