miércoles, 10 de marzo de 2021

Plagas en explotaciones ganaderas: aves, insectos y roedores


La presencia de aves, insectos y roedores en granjas y explotaciones ganaderas es prácticamente inevitable. Es imprescindible que la lucha contra estas especies esté planificada y programada. Las medidas que se pongan en práctica deben tener como objetivo, entre otros, evitar tanto la entrada de patógenos en la granja y como la posterior difusión en su interior.

Entre los posibles vectores se diferencian los domésticos, que son animales que de forma deliberada están dentro de la explotación; y los salvajes, animales que se introducen sin una intervención deliberada del hombre. En esta ocasión hablaremos de los vectores salvajes, centrándonos en las aves, los insectos (deteniéndonos especialmente en las moscas) y ácaros y los roedores.

Las aves son el más difícil de combatir. Los métodos de control pueden ser diversos, como evitar el problema, la exclusión, reducir su posibilidad de percheo (cuando descansan sujetándose con los dedos de las patas a un palo u objeto similar) y de nidación, reducir su tasa de reproducción o aumentar su mortalidad.

La presencia de insectos y ácaros se debe a la existencia de un hábitat idóneo donde pueden alimentarse y reproducirse. Por ello es importante crearles condiciones desfavorables mediante medidas preventivas. Será necesario identificarlos, evaluar el grado de infestación, elegir el modo de control y seleccionar el producto.

En el caso de las moscas en concreto, la monitorización periódica para el control y cuantificación de su población es un modo eficaz para impedir el desarrollo de una plaga, al aplicar los métodos de control en el momento adecuado para que su eficacia sea máxima.

Hoy la lucha contra las moscas se basa en el uso conjunto de métodos químicos, con insecticidas; físicos, con la captura o muerte de los individuos mediante diversos aparatos; y biológicos, con el empleo de depredadores o de parásitos que dificulten, alteren o impidan el ciclo biológico. Estos métodos se aplican tanto en adultos como en larvas. Es lo que se denomina “lucha integrada”.

Por último, los roedores son vectores a tener muy en cuenta por su implicación en la transmisión de salmonella y de otros patógenos como la rabia, la triquinosis o la tuberculosis. Lo primero que se debe hacer es monitorizar las poblaciones, para poder evaluar el grado de infestación y el tipo de roedor que actúa.

Su eliminación es un trabajo complejo, donde además del uso de raticidas y ratonicidas habrá que trabajar exhaustivamente en prevención. Los métodos de lucha son muy variados, pero pueden resumirse en la distinción entre físicos y químicos (más habituales), sin perjuicio de otros más sofisticados como los ultrasonidos.

Si eres propietario o gestionas una explotación ganadera y quieres activar mecanismos preventivos o de control y erradicación de plagas como las aves, los insectos o los roedores, ponte en contacto con COPLAGA a través de nuestros teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla). 

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