martes, 13 de abril de 2021

Plagas en avicultura (I): medidas preventivas y reactivas para su control


La avicultura y sus sistemas de crianza han sufrido cambios con el paso del tiempo. Sin embargo, no sólo los avicultores van avanzando para obtener un mayor rendimiento o una menor incidencia de las enfermedades, sino que también los propios causantes de esos problemas, los microorganismos y sus vectores, se adaptan igualmente a ese sistema cambiante.

El control de vectores se convierte más en una obligación que en una opción. La presencia de plagas en las instalaciones avícolas supone un problema, ya que pueden provocar la contaminación de los alimentos para los animales, daños materiales, estrés y malestar tanto en los animales como en los propios trabajadores, un descenso en el rendimiento productivo, afecciones, lesiones e incluso un aumento de mortalidad de los animales.

Se suma que son el principal medio de entrada y diseminación de enfermedades en una explotación. Algunas enfermedades que se transmiten por estos vectores son la salmonelosis, colibacilosis, campilobacteriosis, estafilococias, Marek, Gumboro, Newcastle, Influenza aviar, micoplasmosis y clostridiosis.

Para el control de vectores hay dos maneras de actuar, la preventiva y la reactiva. Para prevenir su entrada y desarrollo en las naves habrá que manejar adecuadamente las fuentes de agua y alimento, revisar de forma continua las barreras físicas y arreglar los desperfectos, revisar el perímetro externo e interno de la nave y reducir el trasiego de material de trabajo entre naves.

En cuanto al enfoque reactivo, las acciones correctoras se basan en la mayoría de los casos en la utilización de productos para el control y eliminación de las plagas en cuestión. Para los insectos y ácaros se pueden emplear larvicidas y adulticidas, mientras que para los roedores rodenticidas anticoagulantes.

Para el control de vectores debemos centrarnos en la plaga en cuestión, y sobre todo en su ciclo de vida, modo de alimentación y reproducción y comportamiento e interacción con el medio en que se desarrolla por sí misma o con el animal de crianza.

Comprender la biología y la etología del vector nos ayudará a evitar que se establezcan como un problema, y en el caso de que ocurra nos aportará la forma de solucionar su presencia. Si gestionas una explotación avícola y quieres contar con la experiencia que te puede aportar COPLAGA en este campo, ponte en contacto con nosotros a través de nuestros teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla).

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