miércoles, 25 de noviembre de 2020

Termobias y lepismas: la elección entre el calor y la humedad


Hoy hablamos de los pececillos de plata o lepismas y otros insectos afines dentro del primitivo, abundante y cosmopolita orden Zygentoma. Son organismos que se nutren de plantas o tienen una alimentación omnívora, aunque algunos comen papel, ropa o alimentos almacenados, que contengan almidón. Normalmente son inofensivos, pero pueden ocasionar daños en materiales valiosos como las colecciones de sellos o los libros.

Solo en la Península Ibérica e Islas Baleares se han descrito 42 especies. 27 pertenecen a la familia Lepismatidae. En ella se incluye al insecto del fuego o termobia de las tahonas, que suele vivir, como su propio nombre indica, cerca de cocinas u hornos, en condiciones de calor a temperaturas superiores a 37ºC.

Por su parte, el pececillo de plata, lepisma de la harina o lepisma del azúcar prefiere condiciones domésticas de frescor y humedad, por lo que lo encontramos en los cuartos de baño, alimentándose de los hongos que crecen alrededor de lavabos y azulejos. Ya hemos hablado en otra ocasión específicamente de los lepismas, en un artículo que puedes consultar haciendo clic aquí.

Hay otras 16 especies que pertenecen a la familia Nicoletiidae, donde se incluye a la atelura valenciana, que constituye una rareza, ya que vive normalmente asociada a nidos de homigas.

La clave para controlar a los lepismas está en identificarlos. Esto nos hace enfocarnos hacia sus áreas preferidas dentro de un espacio y hacia los materiales de los que se suelen alimentar. Muchas infestaciones están muy bien localizadas, y la modificación de ese ambiente puede ayudarnos a mejorar su control.

Varias medidas recomendadas para ello son controlar o eliminar la humedad al reparar fugas en tuberías, sellar las grietas y rendijas accesibles, eliminar sus posibles fuentes de alimentación, calentar las habitaciones que se encuentren infestadas, ventilar cuando el tiempo esté seco, mejorar la ventilación en los sótanos e iluminar algún lugar oscuro. De hecho, esto puede obligar a esos insectos a desplazarse hacia nuevos sitios, lo que puede contribuir a que logremos controlarlos de una manera mucho más fácil.

Si la población de lepismas ya ha superado lo meramente curioso, e incluso están poniendo en peligro tus preciadas colecciones de libros o sellos, ponte en contacto con especialistas en su erradicación como COPLAGA, llamando a los teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla). 

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