Es habitual considerar a las polillas como unos de esos insectos que más suelen invadir nuestros hogares, aunque esta vez nos centraremos en sus perjuicios para la industria alimentaria. Se cuelan en los almacenes y comen todo lo que encuentran. De la misma familia que las mariposas, el 90% de las especies son nocturnas. Su cuerpo es robusto y peludo, sus alas gruesas y su color opaco y sin colorido.
¿Cuáles son las principales causas de su aparición? Un espacio lleno de grietas y recovecos será probablemente un sitio perfecto para que se instalen. En ese caso conviene tapar esos huecos. Si no, una mera aparición 'anecdótica' se convertirá en una plaga, en cuyo caso requerirá ponerse en contacto con COPLAGA. La poca iluminación es otro de los motivos por los que aparecen.
La comida puede ser una vía de transporte para estos insectos, que posteriormente se instalarán utilizando las grietas y se alimentarán de lo que encuentren. Las polillas ocasionan grandes daños. Los cálculos que se manejan en semillas y granos almacenados son del 10% de la producción mundial anual, agravándose en países del tercer mundo y de zonas ecuatoriales (donde se calculan pérdidas del 30 al 50%).
Se estiman que son unas 23 especies las que ocasionan los daños. La polilla gris de la harina (Ephestia kuehniella) tiene el primer par de alas de color pardo-grisáceo, con pequeñas bandas transversales oscuras. Sus orugas tejen un hilo de seda pegajoso al que se adhiere, produciendo un olor desagradable y un color pardo-grisáceo debido generalmente a los excrementos. El alimento que más frecuentemente atacan es la harina de trigo, pero pueden desarrollarse también en toda clase de granos, semillas, cereales, frutos secos, pastas, o cacao.
La polilla de la harina o del chocolate (Ephestia elutella) es de color grisáceo. Tiene 16 milímetros de largo, con dos franjas claras transversales en las alas anteriores. Al tolerar la nicotina, provocan graves daños en la industria tabaquera. Además dañan harinas, productos molidos de cereales, frutos secos, cacao y chocolate.
La polilla india de la harina o palomilla bandeada (Plodia interpunctella) tiene una envergadura alar de 16 a 20 milimetros. Se diferencian porque el primer tercio de sus alas anteriores presenta un color gris más claro, y los otros un color marrón con tonos rojizos más oscuro. Las larvas se suelen ubicar en las fisuras y grietas que tienen los alimentos, dejando al alimentarse un tejido sedoso donde se acumulan los excrementos y restos del sustrato alimenticio, formando un túnel donde suelen refugiarse. Se hallan en frutos secos, chocolate, leche en polvo, semillas y cereales.
En general, para evitar la aparición de polillas se recomienda extremar las medidas de higiene, y ser rigurosos con la limpieza, tanto del exterior como del interior del lugar donde se almacenen los alimentos. Es muy importante revisar los productos cuando se vayan a almacenar, y no dejarlos mucho tiempo guardados.
En cuanto se detecte la presencia de una polilla o una pequeña oruga blanquecina, se tendrá de revisar todo lo que se haya almacenado, para eliminar inmediatamente cualquier envase contaminado y realizar una limpieza en profundidad.
Si gestionas una industria alimentaria en la que es habitual el almacenaje de productos y te has encontrado con la desagradable presencia de polillas (de nefastas consecuencias sanitarias y económicas), contacta con COPLAGA a los teléfonos 956 83 47 58 (para la provincia de Cádiz) ó 955 66 74 08 (para la de Sevilla).